"A mermaid" - John William Waterhouse
A veces he soñado
que volaba.
Unas veces a ras del suelo,
moviéndome entre la gente
como una culebra de río.
Otras vuelo alto,
muy alto,
y allí arriba,
sólo,
contemplo la impagable
belleza del cielo
y sus juegos de colores
sin el lastre
del resto de mis pensamientos...
Aún así,
una pena se levanta conmigo
después de estos sueños.
Un deseo se cuela
de polizón en mi nave:
el de llevarte conmigo
una noche en mis vuelos.
Pero siempre hay un pero,
un pero que es un miedo,
un miedo al abismo.
Mientras yo vuelo en sueños,
tú bailas bajo el agua...
-¡Baja aquí y baila conmigo!,
te oigo decir en mi cabeza.
Y no puedo hacer otra cosa
que lamentar ser un niño
que no sabe nadar...
Tan solo me consuela, a veces,
pensar que mientras estoy ahí arriba,
mi reflejo flota
sobre esa membrana,
sutil pero indestructible,
que separa tu sueño y el mío;
que tú vas a su encuentro
y lo arrastras allí abajo,
allí donde se pierden para siempre
el sol y la luna,
donde, en el silencio más silencio,
se puede oir una música,
donde tu corazón y la sombra del mío
se unen en un baile oscuro...
En ese momento logro sentir
todo el calor del sol en mi pecho,
todo el frío de la luna en mi vientre...
o tan solo sus sombras.
Lamento seguir siendo un niño
que no sabe nadar...
A veces he soñado
que volaba.
Unas veces a ras del suelo,
moviéndome entre la gente
como una culebra de río.
Otras vuelo alto,
muy alto,
y allí arriba,
sólo,
contemplo la impagable
belleza del cielo
y sus juegos de colores
sin el lastre
del resto de mis pensamientos...
Aún así,
una pena se levanta conmigo
después de estos sueños.
Un deseo se cuela
de polizón en mi nave:
el de llevarte conmigo
una noche en mis vuelos.
Pero siempre hay un pero,
un pero que es un miedo,
un miedo al abismo.
Mientras yo vuelo en sueños,
tú bailas bajo el agua...
-¡Baja aquí y baila conmigo!,
te oigo decir en mi cabeza.
Y no puedo hacer otra cosa
que lamentar ser un niño
que no sabe nadar...
Tan solo me consuela, a veces,
pensar que mientras estoy ahí arriba,
mi reflejo flota
sobre esa membrana,
sutil pero indestructible,
que separa tu sueño y el mío;
que tú vas a su encuentro
y lo arrastras allí abajo,
allí donde se pierden para siempre
el sol y la luna,
donde, en el silencio más silencio,
se puede oir una música,
donde tu corazón y la sombra del mío
se unen en un baile oscuro...
En ese momento logro sentir
todo el calor del sol en mi pecho,
todo el frío de la luna en mi vientre...
o tan solo sus sombras.
Lamento seguir siendo un niño
que no sabe nadar...
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